Señor Ferretero:

Yo entiendo que usted esté acostumbrado a moverse en un mundo esencialmente masculino, en el cual decir cosas como "fresadora", "taco Fischer" o "destornillador phillips" son cosas muuuy de macho.
Comprendo que la abrumadora mayoría de sus clientes son señores de pelo en pecho y probablemente raya al aire.
Entiendo por lo tanto, aunque me parezca detestable, que presuponga que cualquier especimen sin pito que ande por la vida (sea mujer, lechuza o potus) carezca del raciocinio necesario como para comprarle un tornillo.
No suelo andar por la vida reivindicando mi perspectiva de género, aunque la tenga, porque entiendo que detrás de sus bigotones hay pocas cosas con vida propia que pudiera interpretar mis palabras.
Es por ello que me banco poniendo mi mejor cara de "sí, soy pelotuda" cuando usted, gentil señor comerciante de mi amado barrio, me dice que algo "no existe" simplemente porque usted no lo tiene en stock, aunque sé positivamente que sí existe porque de hecho lo he adquirido más de una vez en diferentes comercios del ramo. Tolero con cierta reticencia que me explique como colocar las piezas que le compro aunque yo misma haya sacado la original de su lugar con mis propias manitas (lo lamento señor, pero en esta casa hace raaaato que no hay "hombre de la casa". A Dios Gracias).
Ahora: es realmente necesario que me discuta cuantas patas tiene MI PROPIA CAMA? Porque que yo recuerde, señor ferretero, usted nunca estuvo en ella... y no lo estará jamás mientras yo pueda evitarlo!
Agradeciendo su amable atención y si otro particular, saluda a usted muy atentamente,
Chevechita