Shhhhhhh....

Que mi mamá está totalmente adicta a La Magu (sí, así con artículo y todo porque es la perrita más grossa del planeta y se lo merece), lo sabemos todos.
Que como la malcría más que a nosotros –sus tres preciosos retoñitos!!- le hace hamburguesas caseras, bajo el fundamento de que así la carne queda más tierna que simplemente salteada y a La Magu le gusta más, también es de público conocimiento.
Que Ninita (ver post del 3 de octubre) se come todo lo que dejamos arriba de la mesada, así sea un budín de coliflor (en serio, la ví hacerlo) también, vox pópuli.
Pero que Ninita había llegado a masticarse un poco las hamburguesas de La Magu antes de que llegáramos a meterlas a la heladera... Ahhhh, ese era un secreto que sólo yo sabía.
Y encadenado a esto, que las hamburguesas que reposaban tranquilamente en la heladera eran las de La Magu, previamente semi-chupeteadas por Ninita, era un dato desconocido por la mitad de mi familia, especialmente por mi Cuñada, que esta mañana llegó hambrienta y se las comió (yo dormía y no pude hacer nada para evitarlo, no soy tan yegua)


....Pero shhhhhh, no se lo digan... que es alérgica a los gatos!