Y así están las cosas por aquí.

Muy bien, después de una nochebuena algo accidentada que posteé y suprimí en breve porque me dio un poquitiiiiito de miedo que alguien la lea y sufrir una muerte violenta, partimos La Vieji, La Pequeña, el ente del novio, La Magu y yo rumbo a Villa Gesell.
Es rarísimo, pero rarísimo estar en verano y que todavía no haya llegado la marea humana descontrolada; para que se den una idea, son las ocho y media de la noche y soy la única en un cyber con 20 máquinas. Y la internet anda dignamente. Loco!
La playa está hermosa. Tiene vida, cosa que no pasa en el pico de la temporada. Por vida, entiéndase caracoles, gaviotas y esas cosas. Hasta está lleno de berberechos vivos, cosa que hacía varios años que no veía.
Triste la vida del berberecho, eh? se entierran, viene una ola, los desentierra, se vuelven a enterrar, viene otra ola, se vuelven a enterrar y así hasta que alguna ola los aleja demasiado del agua y se quedan ahí sequitos al sol. Igual, creo que siguen teniendo más onda que el novio de mi hermana. Ayer se pasó la tarde entera encerrado en el cuarto jugando a los jueguitos, mientras La Pequeña aumentaba a cada minuto su humor asesino y su cara de ojete.
La perla de la tarde hoy fue un vendedor de churros que ofrecía "calentitos los churros... afrodisíacos los churros"... Creo que empiezo a entender algunas cosas que sucedieron el verano pasado!! ;)
Ah, y también La Vieji, que ante mi comentario sobre el heladero que no paró de mirarme las gomas todo el tiempo que duró la transacción comercial (la compra de helado, se entiende), respondió: Mirá nena, yo quiero helado, si tenés que mostrarlas las mostrás!
Ah, y después se dedicó a componer canciones sobre el helado con música de sabina. Miren esta, que va con "noches de boda":
"Que el chocolate no venga con pasas
que el dulceleche sea tentación
que el granizado tenga cachos grandes
que no me vendan el que es de melón"
La que está más feliz es la Magu, que no para de ser el centro de atención nuestro y de la gente de los alrededores, todo el mundo la consiente y le hace mimos y le fascina la playa. La playa, no el agua, que quede claro, que para mojarla un poco y que no se me insole le tuve que hacer acompañamiento psicológico.
Los dejo entonces con otra frase entrella de La Vieji, que yo no sé que está fumando pero la guacha (va así o con h? ni idea che) no convida. Dirigiéndose a un tremendo ovejero alemán que vino a oler a La Magu (que es un caniche, pesa tres kilos y es sumamente cagona): "andate, que ella no es un perro, es una princesa encantada". La amoooo, está completamente del frasco!