Causa y Consecuencia.

Los ojitos te pesan, sentís los párpados calientes.
La boca, seca y pastosa como si hubieras comido harina a cucharadas.
Sentís toda la piel tibiecita, como afiebrada.
El girar del bocho se va pasando de a poquiiiiiito, durando casi hasta la noche siguiente.
Los labios resecos. La panza que duele y duele.
Los músculos??? Descubrís algunos que ni sabías que tenías solo porque ahora hasta esos te duelen.
Temés por algunas cosas que no recordás claramente.
...Y aún así, no hay fuerza en el planeta que te saque la sonrisa de la cara.


Sí señor. Así es la mañana resacosa de una muy, muy buena noche.