Tenía 15 años, recién cumplidos y estaba usando un jardinerito de piernas cortas que me habían regalado para la ocasión.
Como vivía cerca del Parque Chacabuco, solía ir con mi noviecito de ese entonces a caminar y chapar en el parque.
Y así, sentada al sol como estaba, chapando, (debo advertirles que es muy difícil chapar con alguien que usa aparatos. Muchos) cuando de golpe comienzo a sentir como un calorcete bajando por mi pierna. Y no, no eran las hormonas.
Cuando miro, tenía un perrito cuzcón con la patita levantada usando mi pierna de árbol para mear!!!
Tenía collar, así que evidentemente dueño tenía, pero se ve que se había escondido atrás de un árbol. Cuando volvía, lo ví en el patio delantero de una casa.
Durante un par de años me dediqué a putearlo al pasar, pero después me mudé y ya no pasé tan seguido.
Ahora en ese patio hay un San Bernardo inmenso, así que se debe haber muerto.
A qué viene todo este cuento? A que el otro día, en una isla en el río Uruguay cerca del Palmar, o sea en el medio de la NADA, y casi diez años conocí a la dueña!!!
Estábamos charlando alegremente alrededor de un fueguito y o va que la flaca me dice "ah, vos también sos del barrio? Mi casa es una en la calle tal que es así y asá y tiene un San Bernardo en el patio de adelante..."
Cosa é mandinga.